miércoles, septiembre 13, 2006

Todo llega, invierno de 2006.

Hace casi un año que nos conocemos. De vista, nomás. Vamos al mismo club, todos los martes a la misma hora. El es un deportista nato, yo, solo vengo porque mi marido me dice que estoy gorda, que no tengo curvas...
Pero parece que a éste hombre que viene al club no piensa lo mismo. Me mira todo el tiempo en la sala de musculación. Yo me sonrojo y a veces me voy antes de tiempo porque temo que se me note que me gusta cada día más. Me persigue hasta la salida y trata de seducirme. Resisto, pero llega el día en que subo al remise que me espera y lo encuentro sentado junto a mi, en el asiento trasero...Propone que nos encontremos en privado. Bajo y corro a tomar el primer taxi. ¿Por quién me ha tomado?

Pasan los días y no aparece por el club. Lo busco disimuladamente por entre todas las máquinas de ejercicio, por los pasillos y por entre los árboles. Nada. Temo que le haya pasado algo malo. Siento que la garganta se me cierra y no se qué hacer. No puedo dejar de pensar en él.
Hasta que después de varios largos días, encuentro una nota enrollada en el candado de mi locker: “Bombón: estuve de viaje, ¿me extrañaste?, ya sabés quien soy, te espero hoy a las dos de la tarde en Pelliza 1245”.

Este hombre me vuelve loca . Casi no he hablado con él. Sí, claro, va al club, y barato no es. Debe ser un tipo bien, se viste con cosas de marca, aunque no le vi el auto...¿Trabajará? ¿Cómo hace para ir al club a las diez de la mañana? Aparte, conoce a todo el personal, a los de seguridad y hasta a los remiseros de la parada. Si pudo subirse y esperarme aquel día...
Qué más da...¡nadie se tiene por qué enterar y me gusta de veras! ¿Hace cuánto que el deseo no se mezcla entre las venas y los músculos de este cuerpo atlético pero dormido?

Estoy en plena autopista. Aquí mi historia se confunde y se pierde...me olvido de mi marido, de mis hijos y busco la calle Pelliza. ¡A tomar un té no me ha invitado! No importa, me gusta el tal, ayy no sé ni su nombre, ¡qué papelón!...Dale Marina, ¡acelerá de una vez que ya son casi las dos!

Mmmm, qué raro...qué humilde la casita...¿vivirá con la madre el grandulón?
- Hola, pasá...sentáte. ¿Tomás algo?
Miro el ambiente y es humilde pero digno...unos silloncitos y revistas de deporte en una mesita ratona.
Me siento rara, esperaba una escena pasional ni bien traspasara la puerta.
- Me llamo Martín y estoy becado en el club por un año. Soy profesor de educación física y en unos días llega un contingente de gimnastas de Canadá a entrenar..
- Está bien, no hace falta que me expliques tanto, le digo ansiosa de que me tome entre sus musculosos brazos y me tire a donde sea para amarme. Total, ya estoy jugada...
- Continúo, Marina es tu nombre, ¿no?
Te he observado durante estos meses y hablás muy bien el inglés con ese matrimonio con el que estás a menudo...y bueno, me atreví a pedirte que me des una mano, me enseñes algo de inglés porque en el club mentí y dije que lo hablaba a la perfección, era un requisito para que me becasen...Aparte me han dicho que sos traductora.

Siento que mi cuerpo estalla en llamas. No puedo ni pararme. Le grito:
- Decime infeliz, ¿porqué no me planteaste eso en el club, en vez de hacerme venir hasta el culo.del mundo para ayudarte a aprender inglés? ¡Imbécil!

Me guiña un ojo, camina serio hasta mi, me agarra violentamente de los brazos, besa y muerde mi cuello.
Respiro honda y plácidamente y me entrego.
Al oído me dice: “si te la hubiese hecho fácil, me hubieses despreciado. ¿Sabés quien vive en ésta casa?”
- No, le contesté desconcertada y cómplice.
- El remisero que me dejó esperarte adentro del auto, bebé, soy uno de los dueños del club y me conocen todos. Acá nadie, nadie, nos molestará.

Me cuesta entender que hago allí valientemente temerosa. El me tiende su mano y me conduce a la habitación que nos espera para atestiguar el momento en que seré suya. Aunque es la hora de la siesta, las persianas apenas filtran la luz. El dormitorio da a la calle y se oyen voces de niños jugando. Pero no nos intimidan.

3 comentarios:

Maldito Duende dijo...

Eso es tener estilo! Miralo al "becadito" Ja!

Anónimo dijo...

Muy bueno.Humilde el hombre!

Anónimo dijo...

me encantó que Marina haya vuelto del olvido de su creadora.
besos